En tiempos donde se deshacen has estructuras sociales florecen formas patológicas de individualismo (con patológico no refiero un sentido de "no natural", sino de "no optimo"). Ese tipo de individualismo no tiene nada que ver con el liberalismo excepto en el caso de que éste esté ideologizado. Son un conjunto de ideas, o llamemosle ideologías o religiones, que florecen en esas circunstancias y tienen caracteristicas comunes. llamemoslas "religiones del Yo".
Es lógico que la visión del mundo cambie en épocas de crisis. Las personas buscan acumular seguridad para ahora y para el futuro mediante el cultivo de su red social (es decir, las personas tienden a acumular capital social). La sintonia y compenetracion y por tanto el refuerzo de los lazos se consigue a través de la compartición de ideas comunes. En circunstancias de crisis, esos lazos desaparecen. Entonces el único recurso sólido que queda para uno mismo es eso, uno mismo, junto con un nucleo duro de parientes.
las crisis pueden sobrevenir por muchas razones, pero el efecto en las redes sociales se produce ya sea por la ruptura de la red social por su base, es decir por las creencias comunes que les soportan. Por ejemplo cuando hay difusión o creación de otras ideas o creencias o bien por mezcla fisica de personas de diversas ideas. Durante el imperio romano, las migraciones y el comercio entre reinos que estaban aislados produjo una mezcla de ideas que destruyó las redes sociales anteriores. De ello surgierón religiones del Yo como el Gnosticismo. Ahora mismo ocurre algo parecido. Como consecuencia de la desintegración se forman redes con lazos mas ténues, con creencias mas básicas que aseguran una convivencia pacifica pero que no satisfacen las necesidades por otro lado insaciables de seguridad vital. No existen fuertes lazos de ayuda mutua porque para eso se necesita una visión común y una identificacion como comunidad, con un destino común.
En esas circunstancias el individuo solo se tiene a si mismo y acepta ideologías que consideran de poco interés los lázos personales con los demás, es decir son ideologías o religiones amorales. Se centran en lo que podiamos llamar la "autoayuda" el empoderamiento "empowerment" de uno mismo, un neologísmo usado en el ámbito de la empresa que es un signo de los tiempos y que se puede extender al resto de la vida. El empoderamiento de uno mismo tiene dos aspectos, como toda religión: un aspecto para cuando el individo se considera dueño de la situación y otro cuando se considera víctima de las circunstancias en situación que no puede controlar. El primero es el que propiamente afirma el poder y la superioridad de uno mismo. El segundo es el aspecto salvador, que toda religión tiene.
El que unas ideas sean individualistas no quiere decir que no sean sociales. La idea de que los demás paguen el retiro o la enfermedad de uno, a través del estado, no deja de ser una forma de extraer de la red social, por la fuerza, cosas que los demás no darían voluntariamente, es decir, no lo darían moralmente y por tanto esto lo cualifica como una religión del Yo. En el caso del socialismo, ese es un aspecto salvador. Por el otro lado, los aspectos de poder de la religión individualista del socialismo son evidentes. En su extremo, tal como han expresado su ideólogos, el socialismo tiene el objetivo de destruir toda red social, que considera "opresora".
El aspecto salvador de las religiones del yo es débil mientras no se ofrezca la salvación de la muerte. Todo el mundo se siente impotente ante ese hecho. Para tapar ese hueco, las ideologías o religiones terrenas o religiones inmanentes se lanzan a una compensación material sustitutiva mediante un sincretismo que ofrece una panoplia de acciones salvadoras en una suerte de supermercado siempre renovado: la liberación de la mujer, la liberacion por la tecnología, protección contra le cambio climático, un sueldo para los ni-nis. La eterna juventud a través de la Cosmética o la macrobiótica, La realización en el trabajo, la acumulación de experiencias "enriquecedoras" etc.
Después de la caida del muro de Berlin, es decir ante el fin de la parusia del Socialismo y ante ese sentimiento de debilidad humana ante la muerte, un hueco irrellenable por las religiones terrenales, no tiene nada de extraño que en presencia de esa desintegración, que el viejo gnosticismo reaparezca en forma de la espiritualidad de la Nueva Era, que también incorpora los aspectos individualistas de las religiones orientales. Y tampoco es extraño el resurgimiento de reediciones del viejo gnosticismo en anteriores épocas de crisis, como la Masonería, que nació con la revolución de los descubrimientos.
Dejo al lector que descubra hasta que punto esas religiones del yo están llegando a su paroxismo y por qué.