El mercado es un lugar real o virtual donde se itercambian cosas. Su conversión en una entidad con voluntad, intereses y fines propios, o sea, la atribución de características personales a los mercados, es un fenómeno psicológico interesantisimo y demuestra por un lado la economía inherente a la mente humana y, por otro lado, los peligros a los que lleva esa economía.
Un mercado se empieza a considerar una entidad personal cuando deja de ser el mercado de la esquina que vemos cotidianamente. Por esos lugares paseamos, compramos, hablamos y decidimos. Los protagonistas somos nosotros. Pero para procesar mentalmente un lugar lejano del que solo tenemos noticias de sus efectos, que asemejan decisiones tomadas por entidades que parecen inteligentes y ajenas a nuestros intereses, utilizamos una hipostasización en forma personal. Entonces los mercados piensan, especulan deciden, condenan, atacan, premian. Y eso es una analogía util, pero puede llevar a errores grave con consecuencias muy negativas.
La mente humana (no el cerebro, sino la mente, que es la manifestación 'funcional' de la actividad cerebral) maneja un numero limitado de categorías innatas. la categoría de Persona es quizá la mas importante y primaria. Cuando conceptos como perrito, mercado, nación o tiempo que son ajenos a la categoría de Persona son asimilado a ésta, sea por razón de que es lo más próximo intuitivamente, o por desconocimiento de algo más adecuado, o por razones sentimentales, ese concepto pasa a recibir todos los atributos de la categoría Persona sea correcto o no. Entonces los perritos adquieren caracteres humanos, el tiempo juzga, las naciones hablan y los mercados deciden cosas.
La ventaja de esas atribuciones consiste en que uno mismo puede pensar acerca de todas esas entidades con las mismas neuronas con las que piensa acerca de las personas. Esa habilidad, los que estudian la mente humana y la inteligencia artificial lo llaman sistematicidad. La ventaja está en esa economía y esa es la razón evolutiva de la limitación de categorías innatas. Lo afortunado de la asimilación de categorías varía desde lo acertado, a lo aproximado, pasando por lo metaforico o poético y acabando en lo desastroso, que lleva a malentendidos. Pero para evitar los malentendidos está la inteligencia racional, que matiza las inferencias de esa categorización semiconsciente y crea sus propias categorías adquiridas. Alcanzar una comprensión intuitiva de algo equvale a utilizar la inteligencia para razonar sobre ese algo hasta alcanzar una fluidez semiconsciente acerca de ese dominio de conocimento. En ese punto, hemos creado en la mente una nueva categoría.
Por cierto El "razonamiento informado" basado en esas categorizaciones intuitivas y esa inteligencia racional es la base del Tomismo, la escolástica y en particular, la Escuela de Salamanca. Quizá la filosofia aristotélico-tomista es la que mejor describe el conocimiento de la realidad por parte de la mente.
Por cierto El "razonamiento informado" basado en esas categorizaciones intuitivas y esa inteligencia racional es la base del Tomismo, la escolástica y en particular, la Escuela de Salamanca. Quizá la filosofia aristotélico-tomista es la que mejor describe el conocimiento de la realidad por parte de la mente.
Alguien que oye a otro decir que el tiempo decide las cosas es claramente consciente de que se está hablando en sentido metaforico y está asimilando parcialmente una entidad abstracta como el tiempo a una categoria de persona. Ese tipo de desplazamientos semi-forzados pueden o pueden no tener sentido en cada contexto. El oyente sabe que el tiempo no decide, sino que deciden las personas del futuro que tienen éxito o no haciendo tal o cual cosa. La inteligencia y la experiencia limitan y matizan esa asimilación de categorías.
La poesía es en parte el placer de descubirir conexiones entre categorías, con la probable finalidad, en principio, de descubrir conocimiento nuevo a partir de lo ya sabido, y la exhibición desbocada de analogías y metñáforas poéticas es un signo de habilidad metal y por tanto un signo de estatus potencial.
La poesía es en parte el placer de descubirir conexiones entre categorías, con la probable finalidad, en principio, de descubrir conocimiento nuevo a partir de lo ya sabido, y la exhibición desbocada de analogías y metñáforas poéticas es un signo de habilidad metal y por tanto un signo de estatus potencial.
Se pueden ignorar los matices y aún así obtener una información válida. En ese caso esa personificacion se asume tal cual. Para un desconocedor de los detalles históricos, España atacó a Inglaterra con la Armada Invencible y España perdió. Esa descripción económica y sucinta, utilizando atributos de la categoria Persona. Es un milagro de compresión de información que sintetiza de manera maravillosa un hecho historico. Aunque para un Historiador hay muchos mas matices, sin embargo, no hay una distorsión grave de la realidad para la gran mayoría de las necesidades prácticas.
El problema viene cuando hay exceso de inferencias y estas no se entienden como metaforas o poesía, sino como realidad. Algo así ocurre con el concepto de mercado. La economía de mercados que sobrepasan las unidades politicas, es quizá el aspecto de la realidad mas incomprendido intuitivamente por la mente humana. Es lógico ya que esa economía no local tiene un origen reciente. Los mercados en realidad son mucho mas sencillos que las naciones. Una nación tiene una historia, una tradición, unos enemigos históricos y aliados, unas ideas e intereses que corren a través de los cambios políticos. !Son muy parecidos a las personas porque comparten muchos de sus atributos!!!! Incluso la teoría de la evolución multinivel sanciona a las sociedades como entidades con su propia teleología, como sujetos y no como artefactos u objetos de la historia (evolutiva). La asimilación de paises a la categoría persona funciona muy bien en muchos casos.
Sin embargo un mercado es mucho mas simple: en el mercado de Bonos, concurren compradores y vendedores que intercambian, por ejemplo, dinero por bonos del Estado Españo por ejemplo. Cada comprador pide un interés acorde con la confianza que le merezca España. Su objetivo es obtener la rentabilidad con la seguridad mas grande que sea posible, no importa que el comprador tulice los beneficios finales para cuidar viejecitos en el caso de una fundación. Un padre puede usarlo para educar a sus hijos o un psicópata puede usarlos para planear la dominación del mundo. Tampoco importa que el estado vendedor tenga la intención de usar el dinero prestado para fabricar armas o para cuidar enfermos. Independientemente de sus intenciones ultimas, al mercado de bonos se va para obtener una combinación de máxima rentabilidad-seguridad. El comprador, desea el minimo interés. Igualmente que en un mercado de manzanas se desea una combinación maxima de calidad y precio, y el vendedor desea vender al máximo precio.
Visto un mercado desde lejos, la intuición asimila inmediatamente el mercado como un lugar donde se juntan individuos ciegamente egoistas y simples. Y por extensión el mercado se asimila a una entidad ciegamente egoista. Los cercanos al vendedor, en este caso, el Estado español, verá los mercados de bonos como llenos de compradores egoistas, depredadores y especuladores desalmados y conspiradores. El cercano al comprador de bonos verá al Estado Español como una panda de liantes que pretenden engañarles.
Pero mientras el egoismo de una nación puede ser mas o menos acorde con la realidiad (El egoismo confeso de la alemania de Hitler, por ejemplo), el egoismo de los mercados no es tal porque no hay una voluntad univoca. Hay miles y miles de transacciones descoordinadas (el bono español tambieén compite con otros bonos). Como ya he dicho un comprador de bonos españoles puede querer los beneficios para su vejez, otro para obras de caridad y otro para comprar un niño palestino y comérselo. Pero todo eso es ajeno al mercado de bonos. Por tanto esa asimilación moral cortamente egoista es un error grave fruto de la personificación de los mercados por parte de los legos sin un conocimiento racional que lo matice. Es un error grave porque los votantes y los políticos, al actuar contra ese aparente egoismo ciengo del mercado, se destruye la creación de riqueza. los viejecitos se quedaran sin pensión. los enfermos morirán, el estado se quedará sin su dinero prestado.
Por supuesto, Si hay que reconocer que hay un aspecto legítimamente moral en ciertos mercados donde se intercambian cosas dañinas, como por ejemplo, si existiera un mercado de niños para la alimentación, solo por ejemplo. La moralidad o ética del mercado se refiere a La mercancia intercambiada, la transparencia, el enforzamiento de los acuerdos, la claridad de las reglas etc. y por eso, el mercado para ser util a la sociedad y no para destruirla, tiene que tener el enforzamiento de una justicia impartida por algún poder superior sustentado o legitimado por una ideología que plantea sus propios problemas, en los que no entrare.
Pero la búsqueda de beneficio no solo es inevitable sino necesaria para la función de los mercados de que cada comprador y vendedor, que al final somos todos, salga del mercado mejor que como entró y por tanto, por definición se pueda asignar recursos de manera que se cree riqueza. Pero es que además, la búsqueda de beneficio en el mercado no dice nada, ni acerca de la moralidad del mercado ni de las intenciones últimas de los que buscan ese beneficio en el mercado.
Si algun dia los hombres dejaran de ser egoistas y fueran perfectamente altruistas, tendrían que tener mercados y simular que son egoistas para poder crear riqueza o la sociedad se empobrecería. Y eso lo mostraré mas adelante.