Como contaba Chesterton, el que no cree en Dios, creerá en cualquier cosa. En los días donde dominaba una fe monolítica, la necesidad de transcendencia, es decir una certidumbre acerca del futuro material o espiritual estaba cubierta por el Cristianismo, o el Marxismo. En la época del pensamiento débil, como los horteras llamaron al postmarxismo, éste ha pasado a ser un elemento mas del totum revolutum, junto con otas elaboraciónes míticas (mitopoiesis ) modernas y antiguas, donde se mezcla la Wija con el nacionalismo independista prometéico, el apocalipticismo climático y el culto a la madre tierra. El cacao de la modernidad consiste en un paganismo donde las aristas afiladas se van reconociendo cada vez más. El paganismo es una merienda de negros donde la necesidad de transcendencia, es decir, de certidumbre y confianza en un plan mas allá de nosotros por el que esforzarnos o en el que apoyarnos, es servido por una infinidad de gurus, engañabobos, pseudocientíficos y científicos con mucha cara, políticos y hasta , en cómodos episodios de hora y cuarto, por gionistas de películas de superhéroes.
En esta epoca, el Halloween ha pasado a ser algo mas que celebración inocente de niños que juegan a las brujas, como los poetas juegan con la mitología griega de dioses en los que nadie cree. Halloween ha pasado a ser una celebración de adultos que se lo creen. Creen en las brujas o en calentopocalipsis o en en apocalipsis de la Nasió Catalana liure del 2014 porque tienen que creerlo, tienen que creerse algo por cojones, porque esos pobres desgraciados ya no creen en nada mas. No creen ni en su madre. Pero como humanos, necesitan certidumbre. Es decir necesitan transcendencia, algo que de sentido a su vida y les arrope.
Pero la certidumbre generada por el mito, necesita el compromismo en la creencia del mito por parte de los demás iniciados, y el compromiso se manifiesta en un pago, como en toda compañia de seguros, que en el paganismo se traduce en forma de algo propio sacrificado.Y el paganismo cursa siempre con sacrificios que en última instancia, si aumenta la desconfianza, si un orden civil o espiritual no lo impide, aumenta el pago y acaban siendo sacrificios humanos. Cuando se abandona la base cristiana, que genera la confianza en el futuro, la transcendencia sobre la cual basar la vida, y el compromiso mutuo por medio del amor divino y la hermandad, bajo el testimonio del amor de Cristo, su Hijo, por su sacrificio que pagó por nosotros. Si eso desaparece, como lo está haciendo, entonces solo queda la merienda de negros y el sálvese quien pueda que decía Chesterton.
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viernes, 25 de octubre de 2013
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