domingo, 3 de octubre de 2010

Cuanto de los aguadores y el vinatero artesano


rase que se era un pequeño vinatero artesano que tenía una pequeña viña. Su producción era pequeña, pero la fama de sus vinos era tal que la gente lo compraba a altos precios y guardaba las botellas para momentos especiales.

En la misma ciudad había otros vinateros mucho mas grandes y ricos, que habían hecho su fortuna produciendo grandes cantidades de vino bajando la calidad. Estos últimos odiaban al primero, porque cada vez éstos echaban agua a su vino, las botellas del vinatero artesano subían de precio. La gente prefería un poco de vino bueno a un vino aguado y sin calidad. Se hizo costumbre medir la calidad del vino aguado según el precio del vino bueno. Cada vez que subía el bueno, el precio del malo se desplomaba. Eso no gustaba a los vinateros aguadores ni al Alcalde, que participaba del negocio de vender mas y mas botellas de vino aguado al mayor precio posible.

Para echar mas agua a su vino sin que se diera demasiada cuenta la gente, acordaron vender existencias del vino bueno del pequeño vinatero, que tenían almacenado cada vez que éste subía. Así podían echar mas agua a su vino sin que el precio del bueno subiera y les dejara en evidencia.

Otra versión del mismo cuento, esta vez, en la realidad:

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