El contraste entre la perfección del dios imaginado por los gnósticos y la constatación del dios imperfecto de su propia tradición bíblica lleva a los gnosticos hebreos a la hiperracionalización de que debe haber dos dioses: El dios perfecto e incognoscible y el dios de la Biblia, creador del mundo. Eso, de paso explica el mal en el mundo y lleva a una conclusión halagadora que rápidamente se convierte en el espiritu interpretativo del gnostico: El mundo por tanto es una prisión obra de un dios imperfecto. El objetivo del gnostico, es decir, el que sabe, el elegido, es llegar al dios perfecto, porque el gnóstico está incluso por encima del dios creador, que le aprisiona en un mundo material.
Para dar soporte a esas sobreinterpretaciones, el gnóstico cae en la indulgencia de utilizar cualquier juego de palabras, y cualquier pasaje de la biblia se considera una alegoría de otra cosa completamente distinta, para llevar el agua a su molino, aunque sea traido por los pelos. Está claro que el ser elegido y escapar de un dios y una realidad imperfecta es demasiado buena y justifica cualquier tergiversación o interpretación traída por los pelos para justificarla. Ese es el espíritu que late detrás de El Código Da Vinci, por ejemplo.
Desde entonces esa actitud se puede detectar en cualquier interpretación de la realidad o en particular, de cualquier texto fundacional de cada época. la Izquierda hiperracionaliza los valores e ideas o explicaciones de su época. A continuación, los aspectos auto-alagadores de esa hiperracionalización los idealiza y los resalta y a continuación, tergiversa el resto para soportar el andamiaje de mentiras en el que se basa la idealización.
Veo que seguimos con mi admirado Voegelin.
ResponderEliminarEn relación al problema gnostico hebreo, cf. Isaías 45-7.
La tradición hebrea desde siempre dió jaque mate a todas las formas de zoroastrismo-maniqueísmo, una de cuyas variedades es la gnosis.
La cultura católica, en cambio, cayó por completo en el Dios-sólo -bien-y-uno de los griegos ( de algunos, no fue éste el caso de Heráclito,por ejemplo) y por allí se fue despeñando.