Todo conocimiento sirve a la acción. No hay ningún conocimiento inútil, salvo que por tal entendamos, como hiciera Jean François Revel, una constatación de algo que no podemos cambiar. Procesamos la información para utilizarla, para hacer algo con ella. Que dicha utilización sea inmediata o no depende en alto grado de la complejidad de nuestro aparato procesador. Los seres humanos, con una neocorteza compuesta en una gran proporción por áreas asociativas, nos proyectamos en las mentes de otros, así como en el pasado y en el futuro. Comprender cómo evolucionaron estas facultades y quienes y en qué medida la comparten con nosotros es una de los retos a los que hoy se enfrenta la ciencia. Con la consciencia como última frontera, los científicos estudian nuestros cerebros y los de nuestros parientes primates, así como las interacciones sociales y las decisiones que tomamos los distintos miembros de la familia, tanto en el entorno ecológico y social como en el laboratorio.
Un primatólogo catalán, Josep Call, trabaja en el Departamento de Psicología del Desarrollo y Comparativa del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig. En su trabajo aplica un enfoque multidisciplinar para acercarse a la comprensión de cómo procesamos la información en nuestros cerebros. Ha trabajado con gorilas, con chimpancés e incluso con aves y perros, apreciando las sutilezas de sus comportamientos y cogniciones y descubriendo en algunos de ellos rudimentos de lo que en nosotros son capacidades desarrolladas, tales como la planificación o el manejo de símbolos.
El Profesor Call ha tenido la amabilidad de respondernos unas preguntas en castellano y en inglés así como de prestarnos las imágenes de un chimpancé y un bonobo que acompañan esta entrevista. José, de Barcepundit, me ha ayudado a poner las preguntas, originalmente formuladas en castellano, en un correcto inglés.
Pueden leerlo en La Nueva Ilustración Evolucionista
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