La nausea

Aprovechando la sordina de las vacaciones, el Supremo ha dicho algo sobre la matanza programada con fines políticos diseñada para que el PSOE tomara el poder. A pesar de la nocturnidad y la alevosía, esta sentencia marca el principio del fin de la trola oficial como algo mínimamente sostenible. Pero no quiero hablar de la sentencia. Quiero hablar de la nausea que me producen los españoles.

El 11M permanecerá en la historia para abochornar a nustra generación para siempre. A estas alturas todos sabemos que los demás saben que los demás sabemos que el 11M fué un golpe de estado en toda regla, pero muy pocos se atreven a decirlo en voz alta y dirían en público que decir eso es una barbaridad. La Izquierda lo oculta por motivos obvios. La Derecha es como la madre que disimula cuando su hija es violada por su padrastro: hay que mantener las apariencias, porque esta casa es de gente decente y todos somos demócratas. No vaya a ser que ocurra como en Italia, que si se remueve la mierda, al final vamos a salpicarnos todos, se revoluciona el espectro político y perdemos lo único que importa: el carguito en la oposición con opciones a gobierno.

Pues el padrastro no solo ha violado a la hija, sino que sitia a la madre y la insulta, mientras ella, aparentando dignidad, pone el culo para recibir la paga a fin de mes y para que no la llame zorra en público. Piensa para si: Si me dice eso, será por algo, pensaría la gente. Y tiene toda la razón. Es la sociedad española, además de los políticos, la que está corrompida moralmente hasta los tuétanos.