La economía va mal. Los nacionalistas se dedican a buscar las fórmulas más eficaces para cargarse el país y la concordia entre las personas. El principal grupo político de oposición (que no de “la oposición”, amalgama esta compuesta por destructores de la convivencia buscadores de provecho dispuestos a las más viles transacciones para mantenerse) deja de serlo, de ejercer su papel, que hace posible la Democracia. No sabemos a dónde vamos, ni cuanto puede aguantar la goma sometida a tantos estiramientos sin romperse. Esa goma es la economía misma, también la Constitución y todo el sistema jurídico que se vertebra en torno a ella, y lo es la misma convivencia pacífica y tranquila entre las gentes. Puede, y sólo puede, que pronto no podamos pagar la hipoteca, ni la luz, ni el alimento. En cualquier caso nos tenemos que apretar muy mucho el cinturón. Y mientras asistimos, atónitos, al frívolo espectáculo de la mediocridad y la inutilidad convertidas en Ministerio, de la promesa de un Presidente lelo de más (y no menos) política social. En definitiva: vemos cómo lo que nos sustraen de nuestro trabajo (Alabado sea Dios cien veces que lo tenemos, no sabemos por cuánto tiempo) va a parar a manos que lo dejan escurrirse entre sus dedos como si de arena se tratase. Llega un momento en que uno debe dejar de preocuparse, pues, como dicen los orientales, si un problema tiene solución a tu alcance has de emplearte para dársela, pero si no la tiene....no debe preocuparnos. La marcha de la sociedad es una de esas cosas en las que el individuo aislado, gota de agua en un océano, grano de arena en un desierto, poco puede hacer por cambiar. Así pues, con todo cariño, les aconsejo que empiecen a tomar esta medicina cuya imagen tienen abajo. Creo que el poderoso Estado va a monopolizar su producción y distribución, en breve. Necesitan una legión de apáticos sin ilusión ni ganas de sacar proyectos adelante. Necesitan que los bobos y los malos lo sigan siendo, y que las personas de bien e inteligentes se desentiendan de todo, hartas ya de luchar contra fuerzas que les superan.
Tomen, tomen, tomen la droga....
Tomen, tomen, tomen la droga....
Te uso para un post
ResponderEliminarMe ha parecido leer que el principio activo del remedio es la culturoxifitilina. Mano de santo. Dices cultura y, como nadie quiere quedar mal, todos firmes y felices.
ResponderEliminarA mí me pasa como a Obélix.
ResponderEliminarTomé una dosis masiva en el 86 (referéndum de la OTAN) y me duran los efectos.
Gracias Ignacio. ¡Las cosas importantes hay que difundirlas!.
ResponderEliminarArgonaut, ante el Dios de la cultura todos se postran, y todos dicen venerarle. Pero su Templo no recibe demasiadas visitas y, en cualquier caso, muchos de los que lo visitan se creen ya Sacerdotes del mismo desde el momento en que cruzan su umbral.
Ijon, ya sabía yo que tu escepticismo y fatalismo con la política y los políticos tenía que deberse a un transtorno provocado por psicotrópicos.
Recuerda! no tienes que tomar más dosis, que ya tomaste bastante para 10 vidas en el 86.
Ahora, la cultura de éste país se escribe con K mayúscula....
ResponderEliminarUn saludo.
Si, Carlos, y Sabiduría se escribe con "Z" de ZP.
ResponderEliminarAsí nos luce el pelo.
Un placer tenerte por aquí.
Zabiduría y Kultura adecuadamente subvencionadas, claro está.
ResponderEliminarCierto, pero por la sabiduría y la cultura no se da gran cosa si no van acompañadas de un gran trabajo y una adecuada comercialización.
ResponderEliminarMe ha recordado a Huxley.
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Soma_(literatura)
Al final van a tener razón los Huxley, Orwell, Bradbury, y sus distopías ... lo que no acertaron era que iba a llegar tan pronto.
Como decía Tierno Galván, mientras pegaba una calada a un porro en el Villa de Madrid: "¡¡¡hay que colocarse!!!".
ResponderEliminarLuego, eso sí, a obedecé!